El desperdicio alimentario es una de las mayores problemáticas de la sociedad actual. A nivel mundial, la FAO estima que cada año se pierden o desperdician un tercio de todos los alimentos producidos por el consumo humano.
Estos alimentos derrochados son los causantes de entre el 8 y el 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero a escala global. Por este motivo, cambiar la forma en que producimos y consumimos alimentos es clave para el medio ambiente. De hecho, uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) incluye entre sus puntos “reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial en la venta al por menor ya nivel de los consumidores, y reducir las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y suministro”.
Aunque el objetivo puede parecer ambicioso, encontramos casos que demuestran que es posible, como el de Dinamarca, país que en 5 años logró reducir su desperdicio de alimentos en un 25%.
En este punto, son cada vez más las iniciativas que se suman a cambiar esta situación. En nuestro territorio, desde hace unos años, la Fundación Espigoladors lucha contra las pérdidas y el desperdicio alimentario. Su trabajo se basa en los principios deleconomía circular, un nuevo paradigma que rompe con el modelo tradicional de economía lineal al maximizar el uso de los recursos y minimizar la generación de residuos inutilizables.
La intención de Espigoladors es recuperar y dignificar la actividad de “espigar”, una práctica antigua que consiste en la cosecha y recolección, a través de un acuerdo con el agricultor, de frutas y verduras que se descartan de mercado comercial debido a la producción excedente, disminución de ventas o cuestiones estéticas. Para ello, organizan recolecciones de alimentos (que no pueden venderse) directamente en el campo y los distribuyen a entidades sociales para proporcionar acceso a alimentos saludables a personas en situaciones vulnerables.
También desarrollan productos alimenticios sostenibles a partir del excedente recolectado en su cocina central en El Prat de Llobregat, donde ofrecen oportunidades de trabajo y capacitación a personas en riesgo de exclusión social. Además, los Espigoladors también desarrollan talleres, cursos, capacitaciones, proyectos educativos y actividades para crear conciencia sobre el tema.
Hablamos con Espigoladors sobre el trabajo que desarrollan.
¿Cuál es la tarea que realizáis en la Fundación Espigoladors?
“Espigoladors se basa en tres objetivos. Lo primero es luchar por el aprovechamiento alimentario, es decir, en contra del derroche pero a favor del aprovechamiento de los alimentos, ya que actualmente se tira mucha comida que está en perfectas condiciones. Nos dedicamos a la lucha sobre todo en el sector primario, es decir, el agrícola, pero también en todas las etapas de la cadena alimentaria.
El segundo objetivo es favorecer el derecho a una alimentación sana y saludable para los colectivos vulnerabilizados. Les aportamos frutas y verduras frescas para equilibrar sus dietas y que no dependan tanto de productos industrializados o muy procesados.
Por último, el tercer objetivo de Espigoladors es empoderar a estas personas que están en riesgo de exclusión social capacitándoles y dándoles trabajo.”
¿Cómo contribuye Espigoladors al cumplimiento de los ODS?
A través de estos tres objetivos es en el que se basa nuestro modelo y por tanto, contribuimos a los ODS. Por un lado, contribuimos directamente con la reducción de las pérdidas y del desperdicio. Otro de los objetivos a los que contribuimos es acabar con el hambre. No lo hacemos directamente así, pero podríamos decir que cierta parte de población acceda a una mejora en su dieta y sí salga de la situación de inseguridad alimentaria. Por otra parte, garantizar unas condiciones de trabajo digno para quienes no lo tienen.
De forma indirecta afectamos a otras ODS, en la cuestión climática, de desigualdades, de cooperación entre entidades y de educación de calidad.
¿Cuál es el objetivo de vuestra marca de productos vegetales Es Imperfect?
“El obrador EsImperfect da diferentes salidas. Para empezar, da salida a aquellos excedentes de fruta y verdura que no pueden ser comercializados. Procesándolos se convierten en productos de primerísima calidad, con valor ambiental y social.
El valor social es uno de los otros objetivos, en lo que respecta a la inserción de personas en riesgo de exclusión social. Estas personas trabajan con nosotros una temporada, aprendiendo y ganando capacidades, por lo que después pueden salir al mercado laboral, mientras nosotros recibimos nuevas personas.
En tercer lugar, también tiene una función de laboratorio, experimentación e innovación en economía circular.”
Si quieres aprender más sobre qué puedes hacer tú contra el desperdicio alimentario, visita la exposición Menja, Actua, Impacta!
Este artículo ha sido publicado originariamente en el portal web https://eat-life.fundesplai.org en el marco del proyecto europeo EAT:LIFE.