Dic 22, 2022 | Blog

«Debemos poner en el centro el valor que tienen los alimentos y no considerarlos una mera mercancía» – Raquel Díaz, directora de Espigoladors

Desde hace casi una década, la organización sin ánimo de lucro Espigoladors lucha contra las pérdidas y el desperdicio alimentario en nuestro territorio, fomentando el derecho a una alimentación saludable y sostenible para todos.

Según datos de la Conselleria de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural, cada persona derrocha un total de 35 kg de alimentos al año en Cataluña. Esta cifra representa un 7% de los alimentos adquiridos.


Raquel Díaz , doctora en Sostenibilidad por la Universidad Politécnica de Cataluña y actual directora de la Fundación Espigoladors, habla en esta entrevista sobre el derroche alimentario que se produce en las diferentes fases de la cadena alimentaria y reflexiona sobre el impacto que tiene este fenómeno en el cambio climático.

¿EN QUÉ SE DIFERENCIA EL CONCEPTO DEL DESPERDICIO ALIMENTARIO DEL DE PÉRDIDA?

“El desperdicio alimentario son todos aquellos alimentos que tiramos desde el campo a la mesa por diferentes motivos. La parte comestible de aquellos alimentos es el desperdicio alimentario.

Las pérdidas alimentarias, a diferencia del desperdicio alimentario, son todos aquellos alimentos o las partes comestibles que se quedan en el campo antes de entrar en el circuito comercial. Lechugas, patatas o mandarinas que no llegan a ser cosechadas y quedan en el campo tiradas.”

¿CUÁLES SON LAS CAUSAS DEL DESPERDICIO Y LAS PÉRDIDAS EN LAS DISTINTAS FASES DE LA CADENA ALIMENTARIA?

“Las pérdidas y el desperdicio alimentario son un problema global que hay que solucionar con urgencia. Pero, ¿por qué ocurre? ¿Por qué se están generando estos volúmenes en todos los eslabones?

Ante todo, no debemos dejar de olvidar que las dinámicas globales del sistema agroalimentario imperante que generan estos volúmenes de diferentes eslabones en diferentes lugares del mundo. ¿Y cuáles son estas dinámicas? Estándares comerciales, normativas comerciales o normativas de seguridad alimentaria, pero también dinámicas de cómo está organizado el mercado internacional global, que genera presiones a distintos agentes de la cadena .

Por otra parte, es verdad que también hay dinámicas individuales en los diferentes eslabones que ocasionan diferentes volúmenes. Por ejemplo, en el campo, en el sector primario , lo que ocurre normalmente es un tema de precios. El precio que les pagan por los productos no llega a compensar la mano de obra de cosecharlos. Otras cosas pueden ser cancelaciones de pedido , arroz de manejo de la finca o, incluso, temas estéticos , como melocotones muy grandes, muy pequeños o que tienen formas raras.

En la industria, si bien los productos transformados no tienen tan riesgo de ser derrochados como los productos frescos, también ocurre. Los diferentes motivos son: un error de logística y de manejo del stock, un tema de fechas o de un error de etiquetado, o también comportamientos y pedidos de los distintos clientes en las diferentes aguas arriba.

A nivel de distribución, es decir, distribución minorista y mayorista, también se generan diferentes lógicas que acaban teniendo excedente en sus tiendas o en sus almacenes. ¿Cuáles son? Volvemos a un tema comercial, de falta de antelación de los pedidos, de no saber exactamente qué clientes tendrás o qué te comprarán. También un tema estético, que querer ofrecer gran variedad de la mejor calidad o estéticamente mejor. Y también, un tema de conciencia, donde aquello no es un problema y pasa a ser un tema secundario.

Y finalmente, a nivel de consumo , ya sea en la restauración o en los hogares, también estamos generando pequeños pocos entre todos cada día. Los motivos son varios. Por un lado, el valor que hoy en día tienen en nuestra sociedad los alimentos. Por otra parte, la falta de conocimientos en el tema de la conservación, cocina, preparación de los alimentos, aprovechamiento después de las sobras… Pero también hay un tema de estilo de vida. La vida acelerada que llevamos, en la que vamos a trabajar, volvemos, cuidamos de los niños o no, vamos a hacer deporte… hace que no tengamos en cuenta esta parte del desperdicio alimentario.

Entonces, deben tenerse en cuenta estos pequeños comportamientos que deben intentarse mejorar, pero sin olvidar que hay una causa global del sistema alimentario, que también debe intentarse modificar.”

EL DESPERDICIO COMO HERRAMIENTA PARA LUCHAR CONTRA LA EMERGENCIA CLIMÁTICA

Reducir el desperdicio alimentario a la mitad para 2030 es uno de los retos principales de la agenda de los ODS. ¿Por qué? Las pérdidas y el desperdicio alimentario ocasionan diferentes impactos tanto a nivel ambiental, social como económico.

A nivel social, simplemente es un debate moral. Mientras que hay un 30% de la población que no tiene acceso a una dieta variada, estamos arrojando alimentos.

En el ámbito ambiental, debemos entender que si juntáramos todo el derroche alimentario del mundo, sería una isla que emitiría las mismas emisiones que el tercer país del mundo, después de China y Estados Unidos. El derroche alimentario y las pérdidas por sí solos emiten el 8% de los gases de efecto invernadero del mundo, considerando que todo el sistema agroalimentario emite hasta un 30%.

Por tanto, es una parte de la tarta muy grande, que está ubicada dentro de todos los informes científicos actuales como una de las estrategias más importantes, junto con otras, para reducir el impacto en el cambio climático de la humanidad.”

¿QUÉ PODEMOS HACER PARA REDUCIR EL DESPERDICIO ALIMENTARIO?

“A nivel colectivo, debemos poner en el centro el valor que tienen los alimentos y no considerarlos una mera mercancía por dinero, sino que debe ponerse en el centro su valor nutricional, cultural y de relación entre las personas. También, debemos considerar que a nivel individual debemos realizar pequeños cambios de comportamientos, de hábitos y de maneras de pensar sobre la alimentación, tanto en el hogar como en nuestros trabajos.

Por tanto, es importante saber qué hacer con los alimentos, tener en cuenta qué compramos ya quién le compramos, comprar de proximidad y de temporada. Finalmente, debemos apostar por nuevas formas de hacer, nuevos modelos económicos y nuevos modelos de asociaciones, entidades o empresas que trabajan por un cambio a nivel de sensibilización de toda la ciudadanía, nuevos modelos de negocio y nuevas formas de comer y cocinar .”

 

¿Te ha parecido interesante la entrevista? ¿Eres consciente del gran impacto ambiental, social y económico que comporta derrochar alimentos?

Ven a la exposición Menja, Actua, Impacta para descubrir más sobre las pérdidas y el desperdicio alimentario y aprender qué acciones podemos hacer a nivel individual para prevenirlo.

Este artículo ha sido publicado originariamente en el portal web https://eat-life.fundesplai.org en el marco del proyecto europeo EAT:LIFE.

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