Ago 24, 2023 | Blog

La ciencia ciudadana para encarar un cambio global

La ciencia ciudadana en un contexto de cambio

Es innegable que vivimos tiempos de cambios. De cambios ambientales globales que se manifiestan también a escala local, por ejemplo a través de la emergencia climática o la crisis de la biodiversidad, con un conjunto de derivadas que inundan a diario nuestros medios de comunicación como los incendios forestales aquí y en todas partes , las inundaciones y la regresión de las playas, la crisis de los polinizadores, las invasiones biológicas crecientes o la expansión de enfermedades tropicales, entre otros muchos. Y también de importantes cambios socioeconómicos, como la globalización de la economía y la sociedad, los cambios tecnológicos, la aparición del fenómeno de las redes sociales y el cuestionamiento del orden social establecido con el planteamiento de nuevas formas de gobernanza. La ciencia no es ajena a estos cambios en un mundo cada vez más tensado desde el punto de vista ecológico y económico, pero también debido a la progresiva democratización de la creación y transmisión del conocimiento y la aparición de Internet como estructuradora de una red global de ciudadanos.

Una de las consecuencias de estos cambios en la creación del conocimiento ha sido la eclosión de la ciencia ciudadana. Entendemos ésta como el compromiso del público general en actividades de investigación científica (Serrano 2013). En general, se supone que los participantes proveen datos experimentales a los investigadores y, al mismo tiempo, adquieren nuevos conocimientos y habilidades. Esto mejora, en teoría, las interacciones entre ciencia y sociedad y conduce a una investigación más democrática, basada en una toma de decisiones más compartida. Sin embargo, la definición no deja de exudar un cierto clasismo, dado que distingue claramente entre investigadores y ciudadanos. En nuestro país se han utilizado otros sinónimos quizás más adecuados, como el término «investigación participativa» que utiliza la Institución Catalana de Historia Natural para definir la implicación de voluntarios, científicos o no, en proyectos de investigación naturalista. Hay que tener presente, sin embargo, que la definición de ciencia ciudadana no es fija sino que continuamente aparecen nuevas formas de implicación tal y como reconoce el Observatorio de la Ciencia Ciudadana en España.

Algunos proyectos en nuestra casa

Como consecuencia de su tradición asociativa, Cataluña cuenta con una gran cantidad de proyectos de ciencia ciudadana, especialmente en el terreno de la investigación ambiental. Gran parte de las iniciativas responden al modelo clásico, en el que los participantes proveen datos a través de protocolos diseñados por personas procedentes del ámbito de la investigación académica. Son ejemplo de ello los diversos proyectos del Instituto Catalán de Ornitología (ICO), como el seguimiento de los pájaros comunes de Cataluña (SOCC) mediante una red de transectos fijos por el territorio visitados periódicamente por voluntarios.

También cabe destacar los numerosos proyectos de seguimiento de mariposas diurnas, tanto los realizados a escala de toda Cataluña (Catalan Butterfly Monitoring Scheme; CBMS) como los recientemente puestos en marcha en Barcelona (uBMS) y en su área metropolitana (mBMS). Todos ellos utilizan un planteamiento similar al SOCC, con transectos fijos visitados regularmente por voluntarios.

Por lo que respecta a la administración, cabe mencionar la Red de Observadores Meteorológicos (XOM) del Servicio Meteorológico de Cataluña, que se ha completado recientemente con una red de observadores fenológicos (FENOCAT) con el objetivo de informar sobre los efectos del cambio climático en la fenología de determinados grupos de especies (floración de las plantas, migración de los pájaros, etc.). Otros proyectos responden a un modelo más innovador de ciencia ciudadana, con una filosofía «de abajo hacia arriba» (bottom-up), donde los voluntarios toman un rol más activo y participan en decisiones sobre el establecimiento de hipótesis, la toma de muestras o el análisis de los datos.

Es el caso de los proyectos de investigación participativa de la ICHN, promovidos por colectivos naturalistas locales, o de los agrupados en la plataforma Natusfera que, apoyada por la Infraestructura Mundial de Información en Biodiversidad (GBIF), incluye iniciativas de seguimiento de la biodiversidad de procedencia muy diversa (ciudadanos, colectivos, escuelas, administraciones, etc.). Entre estas iniciativas cabe mencionar el caso de RitmeNatura, un proyecto de recogida de datos fenológicos que reforzará el papel de la ciencia ciudadana en la red FENOCAT.

Retos y oportunidades actuales y futuros

¿Qué aportan todas estas iniciativas a la ciencia ya la sociedad? Hoy en día, muchos de ellos son ya indispensables para conocer el estado de conservación de nuestro patrimonio natural y los cambios que sufre a consecuencia de la acción humana. Con sus datos se ha podido constatar, por ejemplo, los cambios en la fenología y distribución de muchas plantas, pájaros y mariposas a consecuencia del incremento de las temperaturas (DeVictor et al. 2012). Otros trabajos han demostrado la disminución de las poblaciones de muchos de estos organismos, como las mariposas y los pájaros (Melero et al. 2016: Herrando et al. 2019) debido a varios componentes del cambio global.

Sin embargo, a menudo se ha considerado que los datos aportados por los proyectos de ciencia ciudadana son de menor calidad que los provenientes de proyectos de investigación convencional (Aceves-Bueno et al. 2017; Irwin 2018). Sin embargo, esto se puede resolver con un buen entrenamiento de los voluntarios y con el establecimiento de indicadores de reputación que se van alcanzando a medida que la experiencia de los mismos -y, por tanto, la fiabilidad de los datos que aportan- va aumentando . Pero más allá de esto, es necesario reconocer el potencial formativo de las iniciativas de ciencia ciudadana (Bela et al. 2016).

Estas iniciativas son clave, por ejemplo, en la formación de nuevos naturalistas, puesto que complementan los contenidos más formales de los grados y másteres académicos con la experiencia, implicación y compromiso que transmiten los voluntarios ambientales. Y son también un importante motor de cambio de la sociedad, porque favorecen la implicación de los ciudadanos en la investigación y concienciación ante los retos ambientales que son a menudo el objeto de estudio de estas iniciativas. Y, aún, porque las variantes más extremas de la ciencia ciudadana promueven una verdadera revolución en la sociedad del conocimiento, con una radical democratización de la investigación.

A diferencia de su variante más clásica, la llamada ciencia ciudadana extrema plantea la participación de los ciudadanos en todo el procedimiento de creación científica, desde el establecimiento de las hipótesis hasta la obtención de resultados pasando por la definición de la metodología . Y lo hace mediante procedimientos bottom-up con un enorme potencial transformador de la propia sociedad (Lakshminarayanan 2007). En esta nueva versión de la ciencia ciudadana quedan, sin embargo, muchas tareas por alcanzar. Quizás la más difícil es entender que el proceso de aprendizaje debe ser mutuo: los participantes enriquecen su conocimiento científico, pero al mismo tiempo los expertos deben tratar de responder a las preguntas que se plantean -seguro- estos participantes. Y también, que este proceso debe ser totalmente inclusivo y no dirigido sólo a determinados colectivos de expertos o aficionados.

Si quieres saber más sobre ciencia ciudadana, encontrarás más información e incluso una Guía de Ciencia Ciudadana elaborada por Fundesplai, CREAF y ECODES .

REFERENCIAS

  • Aceves-Bueno E, Adeleye AS, Feraud M, Huang Y, Tao M, Yang Y, Anderson SE (2017) Accuracy of Citizen Science Fecha: A Quantitative Review. Boletín de la Ecological Society of America 98: 278-290.
  • Bela G., Peltola T., Young JC, Baláz B., Arpin I., Pataki G., Hauck J., Kelemen E., Kopperoinen L., Van Herzele A., Keune H., Hecker S., Suškevičs M ., Roy HE, Itkonen P., Külvik M., László M., Basnou C., Pino J., Bonn A. (2016) Learning and transformative potencial of citizen science. Conservation Biology 30: 990-999.
  • DeVictor V, van Swaay C, Brereton T, Brotones L, Chamberlain D, Heliölä J, Herrando S, Julliard R, Kuusari M, Lindstrom A, Reif J, Roy DB, Schweiger O, Settele J, Stefanescu C, Van Strein A, Van Turnhout C, Vermouzek Z, De Vries MW, Wynhoff I, Jiguet F (2012) Differences en el clima de los birds y butterflies en el continental scale. Nature Climate Change 2: 121-124.
  • Herrando S, Titeux N, Brotones L, Anton M, Ubach A, Villero D, García Barros E, Munguira ML, Godinho C, Stefanescu C (2019). Contrasting impacts of precipitation on Mediterranean birds and butterflies. Scientific Reports 9: 5680
  • Irwin A (2018) No se necesita PhDs: how citizen science is transforming research. Nature 562: 480-482.
  • Lakshminarayanan S (2007). Using Citizens to Do Science Versus Citizens as Scientists. Ecology and Society; Vuelo. 12, No. 2.
  • Melero Y., Stefanescu C., Pino J. (2016) General declines en Mediterráneas butterflies con las últimas dos décadas son moduladas por especies traicionadas. Biological Conservation 201: 336-342.
  • Serrano F (2013) Green Paper on Citizen Science. Citizen Science for Europe: Towards a la sociedad de empowered citizens and enhanced research. European Commission.

Autor

Joan Pino Vilalta es Doctor en Biología por la Universidad de Barcelona (1995) y máster en Tecnologías de la Información Geográfica por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB, 1998). Es catedrático de Ecología en la UAB y director del CREAF desde el año 2019 , centro del que ya asumía responsabilidades de subdirector previamente. Es miembro del consejo de administración de la red europea de centros de investigación especializados en biodiversidad Alternet y, desde junio de 2022, miembro del Consejo Asesor para el Desarrollo Sostenible (CADS).

Su investigación se centra en la ecología del paisaje , especialmente en las relaciones de su estructura y dinámica con la riqueza y composición de la biodiversidad, así como en la aplicación de estos resultados a la planificación territorial. También trabaja en la ecología de las invasiones biológicas y, en concreto, en analizar la capacidad invasora de las especies y el riesgo de invasión de territorios y hábitats.

Aparte de la investigación científica, le interesa especialmente la transferencia de resultados de la investigación científica a la gestión, mediante proyectos específicos con las administraciones públicas. Entre otros, ha contribuido a desarrollar herramientas específicas como la Base de datos de las especies exóticas de Cataluña y el Mapa de cubiertas del suelo de Barcelona .

Este artículo incluye ediciones de Anna Garcia Tortosa ( Fundesplai ).