Si hay algo que todo el mundo hace todos los días es comer. Y, claro, salvo algunos productos frescos, la gran mayoría los sacamos de un envase, que sirve para almacenar, transportar y conservar el alimento.
¿Te fijas habitualmente en las etiquetas que llevan estos envases? ¿Qué nos dicen? Es importante saber que como personas consumidoras que somos tenemos derecho a saber qué estamos comprando cuando elegimos los alimentos. Por eso, deberíamos tener la máxima información posible a nuestro alcance.
El etiquetado es el principal medio de comunicación entre los productores y los consumidores, tal y como indica la Agencia Catalana de Seguridad Alimentaria. Permite conocer el alimento, su origen, su modo de conservación, los ingredientes que lo componen y los nutrientes que aportan a nuestra dieta.
Toda esta información se puede exponer de diferentes formas: indicaciones, dibujos, signos o menciones que encontramos en el envase, en la etiqueta, faja o cualquier otro elemento que acompaña a un producto alimentario.
Desde hace unos años, cada vez más los consumidores piden más información sobre los productos que consumen, no solo sobre los ingredientes de los alimentos y nutrientes que contienen, sino también sobre su origen, los sistemas de producción y su impacto ambiental.
En esta línea, han surgido identificaciones y denominaciones en los territorios para identificar los productos de proximidad y sostenibles, como las etiquetas BIO, ECO, PROXIMTAT o FAIRTRADE. En el caso de Cataluña, es un ejemplo también la Indicación Geográfica Protegida (IGP) y la Denominación de Origen Protegida (DOP). Si quieres profundizar más sobre este tipo de etiquetado, te recomendamos leer el artículo » Los 22 productos catalanes reconocidos con distintivos de origen«.
A continuación analizaremos todos los aspectos sobre el etiquetado en la alimentación que parecen básicos, pero que realmente no les damos tanta importancia como deberían tenerla.
¿QUÉ CONTIENEN LAS ETIQUETAS DE LOS PRODUCTOS ALIMENTICIOS?
El etiquetado de los productos alimenticios contiene la información alimentaria relativa al alimento o, en otras palabras, sus datos nutricionales: valor energético o calórico, contenido de grasas, grasas saturadas, hidratos de carbono, proteínas y sal.
Estos datos nos permiten conocer el valor nutritivo de un alimento y determinar la cantidad de calorías y nutrientes de una ración de alimento. También permite comparar el valor nutritivo de un alimento con el de otros y elegir aquellos alimentos que contribuyen a llevar una dieta sana y saludable en función de nuestras necesidades.
Pero, ¿qué datos nutricionales deben incluirse obligatoriamente en una etiqueta de alimentos envasados? Ante todo, hay que saber que si el envase tiene una capacidad inferior a 25 cm2, la información nutricional no será obligatoria. Si, además, el envase es inferior a 10 cm2, no será necesario incorporar tampoco la lista de ingredientes. En el resto de envases siempre debe indicarse el nombre del alimento, la presencia de posibles alergenos, la cantidad neta y la fecha de duración mínima.
En el caso de los alimentos envasados que contengan determinados gases, edulcorantes, ácido glicirírico o su sal de amonio, elevadas cantidades de cafeína o fitoesteroles, se harán menciones adicionales. Del mismo modo, con la carne o preparados cárnicos congelados y los productos de la pesca no transformados congelados.
Aparte de la información nutricional, en las etiquetas de los productos también encontramos otros elementos importantes:
- Denominación del alimento
- Fecha de duración mínima o de caducidad
- Condiciones especiales de conservación y/o condiciones de utilización
- Nombre o razón social y la dirección del operador de la empresa alimentaria
- País de origen o lugar de procedencia
- Indicación del lote con arreglo al Real Decreto 1808/1991, de 13 de diciembre, por el que se regulan las menciones o marcas que permite identificar el lote
¿CÓMO INTERPRETO LA INFORMACIÓN NUTRICIONAL DE UNA ETIQUETA?
La información nutricional se expresa siempre por 100 gramos o 100 mililitros de producto, referencia que nos permite comparar el valor nutricional entre alimentos.
Una tabla nutricional indica:
- Valor energético: cantidad de energía que tiene el alimento, expresado en kilojulio (kJ) y kilocaloría (kcal).
- Cantidades en gramos (g) de cada nutriente: grasas, grasas saturadas, hidratos de carbono, azúcares, proteínas, sales.
- Cantidad de grasas monoinsaturadas, grasas poliinsaturadas, polialcoholes, almidón, fibra alimentaria y vitaminas y minerales.
- Opcionalmente, la información puede expresarse por porción o unidad de consumo. En este caso, debe indicarse el tamaño y el número de porciones o unidades que contienen en el envase. Por ejemplo, yogur de 125 g o porción de 20 g.
- Opcionalmente, el porcentaje de la ingesta de referencia (%IR), que son las cantidades diarias recomendadas de energía y de los distintos nutrientes.
A continuación se indican las ingestas de referencia del valor energético y nutrientes en adultos:
Aquí tenemos un ejemplo de etiqueta de un queso de supermercado.
¿Entiendes toda la información que aparece? ¡Genial!
¿CÓMO INFLUYE EL ETIQUETAJE EN NUESTRAS DECISIONES ALIMENTARIAS?
Un buen etiquetado es importante porque constituye el primer escalón para construir un sistema alimenticio sostenible y saludable. Pero, ¿hasta qué punto influyen las etiquetas de los alimentos en nuestras decisiones como personas consumidoras?
Esta misma pregunta se la plantearon los científicos Gustavo Schneider y Anastasia P. Ghosh en un estudio publicado en 2019. Este estudio tenía como objetivo examinar mediante el método científico cómo las etiquetas frontales de los envases de alimentos (EFEA) influían en las preferencias de los consumidores a la hora de tomar decisiones más saludables. Es decir, si compraban y consumían un producto o no según su etiquetado.
El estudio nos explica que cuando vamos a hacer la compra nos preguntamos si ese producto alimenticio que tenemos en las manos es saludable o no y, para ello, nos fijamos en lo que dice la EFEA. Parece muy reduccionista, ya que dejamos de considerar otros muchos aspectos del alimento importantes, como la tabla de información nutricional explicada anteriormente.
Schneider y Ghosh también demostraron que existe una predisposición a escoger alimentos con EFEAs que reivindican ciertos nutrientes saludables como “bajo en grasa” o “buena fuente de fibra”. De esta forma, las personas consumidoras confían más en el producto porque pueden hacerse una idea de la salubridad del alimento, percibiendo consecuencias positivas para su salud.
¿Cuál es el problema de esto? Pues que, en ocasiones, nos encontramos con productos que son pocos o nada saludables y tienen una etiqueta engañosa y estratégica que incita a comprar o consumir más.
Para evitar estas situaciones, durante los últimos años se han propuesto diversas propuestas de etiquetado frontal que no han estado exentas de polémica.
Sistema semáforo
En 2011, para proporcionar información nutricional objetiva al consumidor, dos importantes asociaciones comerciales de la industria alimentaria anunciaron una nueva forma de etiquetado nutricional, situada en el marco del programa Nutrition Keys. El etiquetado consistía en el sistema semáforo, que emplea círculos de color verde, amarillo o rojo para cada componente nutritivo de un producto alimenticio. Así se indica si es saludable, medio o no, respectivamente.
Se trata de un sistema muy polémico, ya que también existe una manipulación: detrás no hay una base científica sólida y, el consumidor, que solo mira el paquete una media de treinta segundos en el supermercado, acaba comprando productos no saludables.
Nutri-Score
En España, desde 2016, es obligatorio dar información sobre la composición de los alimentos y su valor nutricional. Sin embargo, no fue hasta principios de 2021 cuando se implementó el sistema de etiquetado francés Nutri-Score.
Nutri-Score clasifica un producto alimenticio en una escalera del A a la E, de más saludable a menos empleando una gama de colores del verde, pasando por el amarillo, el naranja y el rojo. La clasificación funciona con un algoritmo, en el que se consideran cantidades de nutrientes favorables y otras que no.
Numerosas asociaciones y colectivos vinculados con la nutrición y la dietética han criticado este sistema por la facilidad de engañar al algoritmo. El ejemplo que más resonó fue el caso del aceite de oliva, que siendo un alimento muy saludable y típico de nuestra dieta mediterránea, recibe una clasificación muy negativa en el sistema Nutri-Score. Dado que el aceite de oliva se constituye un 100% grasa, el sistema no tiene “valores positivos” que compensen el resultado.
LAS APLICACIONES MÓVILES COMO APOYO
Actualmente, tenemos a nuestro alcance muchas herramientas tecnológicas que nos proporcionan información y evidentemente, la industria alimentaria está presente. En esta línea, destacan las aplicaciones que permiten obtener información interesante y útil al consumidor a partir del escaneo de los productos.
En este enlace se muestra una recopilación de nueve aplicaciones diferentes. Hay que utilizarlas como soporte y no depositar nuestra absoluta confianza en ellas, ya que han sido ideadas con diferentes datos, por lo que podríamos encontrar que diferentes herramientas indican resultados distintos para un mismo producto. Por eso, es imprescindible leer siempre las etiquetas de los productos y, a partir de ahí, sacar nuestras propias conclusiones.
Por otra parte, existe una herramienta informática europea sobre el etiquetado en los alimentos llamada Food Labelling Information System o FLIS, que permite a los usuarios seleccionar un alimento y recuperar automáticamente las indicaciones obligatorias de etiquetado de la Unión Europea. La herramienta cubre un total de 87 categorías distintas y cuenta con la opción de consultar las disposiciones legales pertinentes y documentos de orientación existentes.
El objetivo de FLIS es ayudar a los operadores de las empresas alimentarias a identificar las indicaciones obligatorias de etiquetado que deberían aparecer en sus productos. De esta forma, se promueve la correcta implementación de la legislación pertinente por parte de las empresas alimentarias y se facilita la labor de las autoridades nacionales de control. También es una fuente de información clave en la toma de decisiones alimentarias de los consumidores.
¿Qué te ha parecido el artículo? ¡Seguro que a partir de ahora te fijarás menos en el etiquetado frontal y más en la información nutricional!
Visita la exposición Menja, Actua, Impacta para aprender más sobre el etiquetado en los alimentos y descubrir su relación con el consumo de los ultraprocesados.
Este artículo ha sido publicado originariamente en el portal web https://eat-life.fundesplai.org en el marco del proyecto europeo EAT:LIFE.